miércoles, 4 de marzo de 2009

Días de lluvia

Hola, amigos. Lluvia, lluvia, lluvia. Agua, agua, agua. Nostalgia, añoranza, recuerdos. Días de lluvia, de quedarse en casa, de escuchar música, de estar con la familia, de escribir un poema. (Días también de fabulosos colapsos en la autovía). Días en que el solitario enmarcador, frente a la pantalla de su pc, sigue en lucha con las palabras, pierde combates, pero vuelve a la carga hasta alzar la bandera de victoria en el territorio conquistado. Esta vez más satisfecho, si cabe, porque no ha sido nada fácil darle sentido y cohesión a las ideas. Pero vuelvo a regalaros otro soneto, en eneasílabos, con rimas muy particulares, pues si os fijáis también riman en asonancia. Una bobería en la que me empeñé. Hoy quiero desde aquí saludar a esos amigos a los que hace tiempo no veo. Como por ejemplo a José Luis Moreno del Toro, poeta cubano, al cual sigo unido a través del correo electrónico. Y al artista cubano, afincado en Granada, Pedro García Arias y a su maravillosa esposa María José, a los cuales les deseo pronta mejoría. Y, por ahora, nada más. Ahí os entrego el soneto. Gracias por leerme.

Manchada de negro y ceniza
gira y delira la tristeza,
áspera carne advenediza
sin vida, doblada corteza

de llagas donde el alma inspira
el cieno bruno, la cibera
fétida, la sal acedera,
y el tierno aroma de la ira.

Alimaña de la sequía,
desmán de los sueños, marea
de daños que lame los huesos.
Huye a la luz de tu bujía,
el dril de tu risa sortea,
muere en la espuma de tus besos.

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