jueves, 18 de marzo de 2010

Fallece Miguel Delibes

12-03-10 a las 07 : 55
—¿Es respirable el aire del siglo XXI, don Miguel?
—Cada día más mefítico. Los viejos nos morimos de asco.
El viejo cazador que escribe, sabio de otro siglo, se nos acaba de morir. «Físicamente débil, espiritualmente desanimado y caído, literariamente nulo», así se definía. Un lúcido laconismo traslucía la sabiduría de quien veía la vida desde el otro lado del camino. «El escritor Miguel Delibes murió en Madrid el 21 de mayo de 1998, en la mesa de operaciones de la clínica La Luz», confesaría desde su admirable gallardía. Una sentencia demoledora de hasta qué punto cuesta aceptar nuestra debilidad como animales para sentirnos, en vez de cazadores, presas del infortunio, del destino. «Han sido más de diez años nulos, perdidos. Con decir que en ese tiempo no cacé una perdiz roja ni escribí una línea profesionalmente está dicho todo. La operación de cáncer me quitó el cáncer, es cierto, pero también otras cosas importantes: memoria, orden mental, capacidad de concentración, hematíes, dioptrías, oído, etc. En suma, en el quirófano entró un hombre inteligente enfermo y salió un lerdo sano». Demoledor Delibes.
Los cirujanos impidieron que el cáncer le matara, pero no pudieron evitar que le afectara. ¿Cómo vivía Delibes a un cáncer atado? Le costaba aceptarlo, naturalmente. «Si tú te tiendes en una cama con un cien por ciento de vitalidad y te levantas con cincuenta por ciento has dejado en la mitad tus posibilidades físicas y mentales. Como dirían los castizos, te han dejado hecho una braga. Vivir pegado a un cáncer o a su posibilidad es no vivir. Uno se convierte en un paciente sumiso que obedece, pero la cabeza no le sirve de nada. Durante más de diez años he sido esclavo de la enfermedad sin padecerla, o lo que es lo mismo, de sus achaques», se confesaba a ABC. «He vivido demasiado. He tenido paciencia. La palabra feliz no figura en mi diccionario. Pero me alegra haber culminado una obra».
Medio siglo escribiendo, y publicando libros, pero el mundo no había cambiado un ápice para Delibes. Siguen vivas las ambiciones, las envidias, los abusos de los poderosos, la hacinación de los pobres... todo sigue igual, «lo que quiere decir que las cosas de los hombres van mal y el hecho de que algunos piensen derecho y nos aconsejen bien no mejora la condición humana».



1 comentario:

  1. Nunca he podido perdonar,de este gran escritor, conocedor de la vida (en todas sus manifestaciones) amante del campo, de los paisajes, de la naturaleza viva...SU AMOR POR LA CAZA. Un pequeño apunte (que ha surgido al leer tu post). Bicos desde el norte

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