miércoles, 5 de enero de 2011

Teoría del poema en prosa (III)


Una paloma a veces volando, -a veces junto a un vaso vacío-, trae un aire finísimo que roza el cutis del cristal. Y comienza aquí o en alguna otra parte, -tal vez porque acaso nunca se detuvo-, ese infierno de prójimo contra ti mismo, de espejo fragmentado que elude tu reflejo tras tu sombra. Esa voz secreta y omnímoda, provocadora, de las palabras en el eco del interior de tu cabeza. La obsesión, posada con garras de rapaz, en el centro del alma, picoteando las vísceras de Prometeo. La obsesión avanzando valiente entre las rejas del costillar. La cítara de la obsesión recabando los sueños que la razón no entiende.
A veces, una paloma volando trae tras de si una acumulación de nimbos, sacude y alza los estratos de la vida, te muestra la claridad total de la noche.
Tal es el porvenir
después del sufrimiento. (*)




(*)Antonio Méndez Rubio

1 comentario:

  1. Hola Fernando, navegando encuentro tu blog a través de seguidores en común. Estaré visitándote con frecuencia.
    Un gran saludo

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