viernes, 19 de noviembre de 2010

Excentricidades


Entra con la niebla en los talones. Se frota la cabeza como si le escocieran los remordimientos.
-Buenos días. ¿Podría fumarme un café con hielo?

Inútilmente amable, casi paternal.
-¡Caballero! ¡Por favor! ¡Déjese de estilismos literarios vacuos y arroje ya ese pulmón que tanto le está fastidiando!

Sorprendido, mira por primera vez a los ojos del cansancio.
-¿Sabe? Creo que tiene razón. Si me disculpa un instante, ahora mismo voy a escupir sobre mi tumba, y enseguida vuelvo.
Sale, dejando un rastro sucio de complejos.

1 comentario:

  1. ¡Me ha gustado! me ha hecho sonreír... Me faltaba la mirada del camarero, esos ojos del cansancio, viéndole irse dejando ese rastro ¿Cómo sería esa mirada del camarero?

    Sí. Me ha gustado Fernando, corto y contundente, cada frase te hace pensar... Un beso, Rocío

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