viernes, 5 de noviembre de 2010

Materia (poema)


tu voz
tu cintura
tus pechos
tu mirada altiva
su claridad evaporada
el aire al que me aprieto
muro de adobe
rumor de bóveda

bebo de tus labios
arroyos de relente
vasos de mi voz

entre las hojas oscuras
el silencio oculta
una lluvia de cristales
residuos del sueño mis pasos
las huellas sobre la piel de las pizarras

jueves, 4 de noviembre de 2010

Del caos a la visión

   El pintor no pinta sobre una tela virgen, ni el escritor escribe en una página en blanco, sino que la página o la tela están ya tan cubiertas de tópicos preexistentes, preestablecidos, que hay primero que tachar, limpiar, laminar, incluso desmenuzar para hacer que pase una corriente de aire surgida del caos que nos aporte la visión.
Fernando Reberendo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Vuelvo a empezar, . . . y no sé lo que decir. Pero algo diré.

   Han pasado ocho meses desde la última entrada. Abandonado a su suerte este blog se quedó estancado en el fallecimiento de Miguel Delibes como una oscura predicción. Obligado a otros menesteres que nada tienen que ver con la poesía lo decidieron así. Pienso que hay muchas, demasiadas, cosas por decir. Tal vez no sepa empezar por ninguna. Lo cierto es que he ido aplazando las entradas y ahora frente a la pantalla del ordenador me veo incapaz de decir algo interesante. Tal vez la solución sea colocar un poema de los que permanecen encerrados en el disco duro de mi ordenador. Aunque también puedo agradecer a los amigos de la tertulia Rascamán el apoyo y la ayuda que me han proporcionado para dar "casi" por terminado mi último libro, breve libro, de poemas, Hassard. Verá pronto la luz, en la editorial Poeta de Cabra, junto con el poemario anterior, Mi sueño vive debajo de tus párpados. O puedo agradecer cada día al despertar, cada grano de luz que perciben mis ojos, cada latido de mi corazón, cada trozo de mi piel que percibe la piel amada, el aire, el frío, cada palabra escrita o pronunciada, un gesto cotidiano, una sonrisa en el instante preciso. 
   Pero si de dar las gracias se trata, de estar agradecido que sería lo correcto, debo pronunciar el nombre mágico, el nombre poético, la musa, la persona que me ha acompañado durante estos cuatro años largos, y me sigue acompañando, me continúa sufriendo, que intenta entenderme, la que me rescata, en este momento tan crítico, de los lodos y pantanos donde me hallo: Isabel. La tabla de salvación, el rincón donde el mundo no entra, no puede entrar, aunque aúlle tras la puerta y la arañe. Ella se merece todo mi respeto y mi amor. 
   La vida es un aullido interminable, dijo José Agustín Goytisolo, que no tiene objeto y es un asunto desgraciado. Pero no. La vida es bella. Lo que la hace turbia y hedionda es la actitud de algunas personas, su falta de respeto y comprensión hacia los que no son como ellos, hacia otras actitudes que no encajan en su presunción de tipo de vida. Esta puede ser el telediario de las tres de la tarde, -con sus escenas violentas, sus noticias sobrecogedoras-, aunque tampoco hay que mirar siempre al mismo sitio y de la misma manera.  Ni dejar de vigilar a un lado y a otro. Lo sé por la triste experiencia. Eso que siempre han dicho de "no te fíes ni de tu propia sombra", es una verdad demasiado grande y rotunda, sobre todo cuando ya te ha caído encima.
   Ahora sí, incluyo ese poema, que para ellos abrí este blog.

mezclo la sal común y la ceguera
la caparrosa blanca y la caricia
bato la sed y el hambre en su violencia
aplasto el hueso untado de locura
destilo la delgada piel del sueño
en la aspereza oscura de los ojos
alumbro el corazón de los insectos
con la venganza eterna del olvido