Rompes sus líneas,
quebrantas su código,
lo obligas a acoger su cuerpo
–transgresión
que restaña la herida,
.
este errar
de apátridas.
—–
El abre los ojos,
siente,
se abandona.
Sabe ya que nada, nada,
le pertenece,
salvo su dependencia,
y acata
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